Los zombies que vemos en las películas se muestran agresivos, depredadores y guiados por un único objetivo: saciar su hambre. También, suelen presentarse como víctimas de algún parásito o virus que modifica su conducta de forma definitiva.
Aunque en el caso de los seres humanos estas historias sólo son ficción, en otros seres vivos de la naturaleza sí puede presentarse el “comportamiento zombi”. Existen varios parásitos u hongos que se alojan en el cuerpo de pequeños animales como algunos insectos, alterando significativamente su conducta.
Hormigas zombie
Específicamente, las hormigas carpinteras tropicales pueden ser afectadas por el hongo Ophiocordyceps unilateralis, el cual se forma en la cabeza de estos insectos. Una vez allí, hace que sus huéspedes cambien su comportamiento al mantenerse estáticos encima de alguna hoja hasta su muerte.
Según algunos expertos, el hongo libera unas enzimas en el organismo del insecto alterando el funcionamiento de sus procesos.
Avispas manipuladoras de orugas
La avispa parasitoide Glyptapanteles, se caracteriza por colocar sus huevos en orugas vivas. Cuando estos se revientan, las larvas parásitas se nutren de los fluidos de la oruga antes de salir. La oruga, debilitada pero viva, adopta una conducta agresiva hacia los escarabajos que se acercan a los capullos de la avispa.
De este modo, la oruga se convierte en un vigilante zombie que evita las amenazas de los depredadores.
Ranas zombi
Las ranas arbóreas japonesas sufrieron una particular manipulación de su conducta de parte del hongo Batrachochytrium dendrobatidis. Este suele tomar a distintas especies de ranas como huéspedes, pero aparentemente, las arbóreas japonesas infectadas presentaron un comportamiento bien peculiar.
Los investigadores Bruce Waldman y Deuknam An de la Universidad de Seúl, vieron que 9 ranas infectadas con el hongo, de un grupo de 42, manifestaban llamadas de apareamiento más veloces y duraderas, lo cual las hacía más atractivas como parejas.
Al parecer, el hongo convirtió a estos anfibios en “zombies sexuales“, lo cual además incrementa las probabilidades de que el hongo se extienda habitando otros organismos.
Esperemos que no surja un hongo que tome a los humanos como huéspedes.
¡COMPARTE!